Desde Habitar Argentina, expresan: “Como colectivo, sostenemos que las conquistas y ampliación de derechos logrados en este último período constituyen un escenario de oportunidad para continuar profundizando, con el fin de avanzar en las deudas que aún quedan pendientes en el camino de alcanzar un hábitat digno para todos los habitantes de nuestro país”
http://www.diariocontexto.com.ar/2015/11/19/la-necesidad-de-profundizar-las-politicas-de-acceso-al-habitat/.
Independientemente, del cambio que viraliza todo lo que hasta aquí se ha profundizado y conquistado en los gobiernos Kichneristas desde 2003/2015 y la incertidumbre que implica el nuevo gobierno de derecha en Argentina, esta reflexión de Habitar Argentina, si se quiere la mayor organización comunitaria que agrupa a varios actores institucionales en pro de reconvertir el proceso excluyente de acceso al Hábitat, no es menor, pero las deudas pendientes sobre los procesos que configuran la materialidad de las urbes latinoamericanas, impone la necesidad de revisar las estrategias de largo plazo. La diferenciación de soluciones vistas desde lo urgente no debieran proyectarse más allá del corto plazo, dado que se corre el peligro de confundir las posibilidades de socavar las causas estructurales que consolidan la pobreza.
La ley de Acceso Justo al Habitat, es sin duda un avance notable. Más allá que solo tiene alcance para la Provincia de Buenos Aires, sabemos que como se ha hecho con la Ley de Suelo 8912, sus instrumentos podrán incorporarse al resto de las realidades urbanas nacionales. Lamentablemente la nueva Ley Nacional de Ordenamiento Territorial, quedó a la espera de un nuevo ciclo político que nuevamente ponga énfasis en esta problemática. Mientras tanto, es importante abrir el debate sobre lo actuado y redefinir, en funcion de los logros y errores, una posible etapa futura de implementación, y más importante aún, defender claramente el avance logrado, si no en materialidad concreta, si en ideas sobre el ordenamiento territorial, que hoy son parte de un nuevo conocimiento hacia la Ciudad Inclusiva.
“El esfuerzo es pensar el territorio como un todo, en el que más allá de ser el espacio articulador de las relaciones sociales,es el objeto de estudio, de acción, de planificación y de reconocimiento de la soberanía nacional, sin la cual no se alcanza el estatus jurídico de Estado Nación”comenta Scatolini en su reciente libro "Hábitat, hacia un nuevo paradigma urbano"(*) a lo que se agrega para enfátizar la importancia de la conceptualización del territorio la frase de Lombardi “el Espacio Urbano no es el simple reflejo de las relaciones sociales,sino parte constituyente de ellas”. Es entonces, el debate sobre “el nuevo paradigma urbano” el que está en juego y cómo se articulan y diseñan los instrumentos que operan en la realidad del territorio para materializar las relaciones sociales diferentes a las que establece el Modelo de apropiación neoliberal de la ciudad. Sobre esta base, constituye un serio peligro no percibir lo sucedido bajo la aplicación de soluciones que han resuelto el corto plazo, pero que al mismo tiempo consolidan el paradigma de exclusión, identificado con las tendencias al segregacionismo, la falta de integración de los programas denominados de Hábitat, que solo hacen vivienda y con la estigmatización de la precariedad de las “soluciones habitacionales”construidas configuran desde lo arquitectónico(Referencia directa a los Planes Federales). La falta de crítica de los sectores técnicos ha consolidado estas operaciones. El hecho de entender el marco de la coyuntura política del 2003, de un Estado con prioridad de generar opciones de trabajo y de movilización de la economía, no indulta de la responsabilidad durante los doce años siguientes de no haber estado preparados técnicamente para dar las soluciones precisas hacia otro paradigma urbano, al momento de las pertinentes decisiones políticas de los gobiernos kichneristas. Inclusive la enumeración que se hace desde la misma Ley de Habitat, repito, la mejor instancia instrumental conseguida y altamente valorada desde este posicionamiento, no alcanza a conformar un marco coherente a modo de aplicación escalar planificada, que sostenga y ordene las operaciones urbanas en función de lograr cambiar, a modo de contratendencia, el modelo excluyente neoliberal impuesto hace décadas, y por ende sirva , para desmantelar los cimientos de la pobreza estructural en el país.
Desde Habitar Argentina, expresan: “Como colectivo, sostenemos que las conquistas y ampliación de derechos logrados en este último período constituyen un escenario de oportunidad para continuar profundizando, con el fin de avanzar en las deudas que aún quedan pendientes en el camino de alcanzar un hábitat digno para todos los habitantes de nuestro país”
http://www.diariocontexto.com.ar/2015/11/19/la-necesidad-de-profundizar-las-politicas-de-acceso-al-habitat/.
Independientemente, del cambio que viraliza todo lo que hasta aquí se ha profundizado y conquistado en los gobiernos Kichneristas desde 2003/2015 y la incertidumbre que implica el nuevo gobierno de derecha en Argentina, esta reflexión de Habitar Argentina, si se quiere la mayor organización comunitaria que agrupa a varios actores institucionales en pro de reconvertir el proceso excluyente de acceso al Hábitat, no es menor, pero las deudas pendientes sobre los procesos que configuran la materialidad de las urbes latinoamericanas, impone la necesidad de revisar las estrategias de largo plazo. La diferenciación de soluciones vistas desde lo urgente no debieran proyectarse más allá del corto plazo, dado que se corre el peligro de confundir las posibilidades de socavar las causas estructurales que consolidan la pobreza.
La ley de Acceso Justo al Habitat, es sin duda un avance notable. Más allá que solo tiene alcance para la Provincia de Buenos Aires, sabemos que como se ha hecho con la Ley de Suelo 8912, sus instrumentos podrán incorporarse al resto de las realidades urbanas nacionales. Lamentablemente la nueva Ley Nacional de Ordenamiento Territorial, quedó a la espera de un nuevo ciclo político que nuevamente ponga énfasis en esta problemática. Mientras tanto, es importante abrir el debate sobre lo actuado y redefinir, en funcion de los logros y errores, una posible etapa futura de implementación, y más importante aún, defender claramente el avance logrado, si no en materialidad concreta, si en ideas sobre el ordenamiento territorial, que hoy son parte de un nuevo conocimiento hacia la Ciudad Inclusiva.
“El esfuerzo es pensar el territorio como un todo, en el que más allá de ser el espacio articulador de las relaciones sociales,es el objeto de estudio, de acción, de planificación y de reconocimiento de la soberanía nacional, sin la cual no se alcanza el estatus jurídico de Estado Nación”comenta Scatolini en su reciente libro "Hábitat, hacia un nuevo paradigma urbano"(*) a lo que se agrega para enfátizar la importancia de la conceptualización del territorio la frase de Lombardi “el Espacio Urbano no es el simple reflejo de las relaciones sociales,sino parte constituyente de ellas”. Es entonces, el debate sobre “el nuevo paradigma urbano” el que está en juego y cómo se articulan y diseñan los instrumentos que operan en la realidad del territorio para materializar las relaciones sociales diferentes a las que establece el Modelo de apropiación neoliberal de la ciudad. Sobre esta base, constituye un serio peligro no percibir lo sucedido bajo la aplicación de soluciones que han resuelto el corto plazo, pero que al mismo tiempo consolidan el paradigma de exclusión, identificado con las tendencias al segregacionismo, la falta de integración de los programas denominados de Hábitat, que solo hacen vivienda y con la estigmatización de la precariedad de las “soluciones habitacionales”construidas configuran desde lo arquitectónico(Referencia directa a los Planes Federales). La falta de crítica de los sectores técnicos ha consolidado estas operaciones. El hecho de entender el marco de la coyuntura política del 2003, de un Estado con prioridad de generar opciones de trabajo y de movilización de la economía, no indulta de la responsabilidad durante los doce años siguientes de no haber estado preparados técnicamente para dar las soluciones precisas hacia otro paradigma urbano, al momento de las pertinentes decisiones políticas de los gobiernos kichneristas. Inclusive la enumeración que se hace desde la misma Ley de Habitat, repito, la mejor instancia instrumental conseguida y altamente valorada desde este posicionamiento, no alcanza a conformar un marco coherente a modo de aplicación escalar planificada, que sostenga y ordene las operaciones urbanas en función de lograr cambiar, a modo de contratendencia, el modelo excluyente neoliberal impuesto hace décadas, y por ende sirva , para desmantelar los cimientos de la pobreza estructural en el país.
http://www.diariocontexto.com.ar/2015/11/19/la-necesidad-de-profundizar-las-politicas-de-acceso-al-habitat/.
Independientemente, del cambio que viraliza todo lo que hasta aquí se ha profundizado y conquistado en los gobiernos Kichneristas desde 2003/2015 y la incertidumbre que implica el nuevo gobierno de derecha en Argentina, esta reflexión de Habitar Argentina, si se quiere la mayor organización comunitaria que agrupa a varios actores institucionales en pro de reconvertir el proceso excluyente de acceso al Hábitat, no es menor, pero las deudas pendientes sobre los procesos que configuran la materialidad de las urbes latinoamericanas, impone la necesidad de revisar las estrategias de largo plazo. La diferenciación de soluciones vistas desde lo urgente no debieran proyectarse más allá del corto plazo, dado que se corre el peligro de confundir las posibilidades de socavar las causas estructurales que consolidan la pobreza.
La ley de Acceso Justo al Habitat, es sin duda un avance notable. Más allá que solo tiene alcance para la Provincia de Buenos Aires, sabemos que como se ha hecho con la Ley de Suelo 8912, sus instrumentos podrán incorporarse al resto de las realidades urbanas nacionales. Lamentablemente la nueva Ley Nacional de Ordenamiento Territorial, quedó a la espera de un nuevo ciclo político que nuevamente ponga énfasis en esta problemática. Mientras tanto, es importante abrir el debate sobre lo actuado y redefinir, en funcion de los logros y errores, una posible etapa futura de implementación, y más importante aún, defender claramente el avance logrado, si no en materialidad concreta, si en ideas sobre el ordenamiento territorial, que hoy son parte de un nuevo conocimiento hacia la Ciudad Inclusiva.
“El esfuerzo es pensar el territorio como un todo, en el que más allá de ser el espacio articulador de las relaciones sociales,es el objeto de estudio, de acción, de planificación y de reconocimiento de la soberanía nacional, sin la cual no se alcanza el estatus jurídico de Estado Nación”comenta Scatolini en su reciente libro "Hábitat, hacia un nuevo paradigma urbano"(*) a lo que se agrega para enfátizar la importancia de la conceptualización del territorio la frase de Lombardi “el Espacio Urbano no es el simple reflejo de las relaciones sociales,sino parte constituyente de ellas”. Es entonces, el debate sobre “el nuevo paradigma urbano” el que está en juego y cómo se articulan y diseñan los instrumentos que operan en la realidad del territorio para materializar las relaciones sociales diferentes a las que establece el Modelo de apropiación neoliberal de la ciudad. Sobre esta base, constituye un serio peligro no percibir lo sucedido bajo la aplicación de soluciones que han resuelto el corto plazo, pero que al mismo tiempo consolidan el paradigma de exclusión, identificado con las tendencias al segregacionismo, la falta de integración de los programas denominados de Hábitat, que solo hacen vivienda y con la estigmatización de la precariedad de las “soluciones habitacionales”construidas configuran desde lo arquitectónico(Referencia directa a los Planes Federales). La falta de crítica de los sectores técnicos ha consolidado estas operaciones. El hecho de entender el marco de la coyuntura política del 2003, de un Estado con prioridad de generar opciones de trabajo y de movilización de la economía, no indulta de la responsabilidad durante los doce años siguientes de no haber estado preparados técnicamente para dar las soluciones precisas hacia otro paradigma urbano, al momento de las pertinentes decisiones políticas de los gobiernos kichneristas. Inclusive la enumeración que se hace desde la misma Ley de Habitat, repito, la mejor instancia instrumental conseguida y altamente valorada desde este posicionamiento, no alcanza a conformar un marco coherente a modo de aplicación escalar planificada, que sostenga y ordene las operaciones urbanas en función de lograr cambiar, a modo de contratendencia, el modelo excluyente neoliberal impuesto hace décadas, y por ende sirva , para desmantelar los cimientos de la pobreza estructural en el país.