LA CIUDAD INCLUSIVA: La "Sintonía Fina CFK" desde el Territorio Nacional al Territorio Local

lunes, 8 de octubre de 2012

La "Sintonía Fina CFK" desde el Territorio Nacional al Territorio Local

Buscando coherencia territorial: del PET al olvidado Plan de Desarrollo "Ideas para la Bahia Bicentenaria 2009/2020"

En el Marco del Primer Debate de lanzamiento del CEGUIIR , y en consonancia con los objetivos del mismo sobre construir conocimiento local, la mirada sobre el Territorio en general y sobre el propio en particular se constituye en plataforma para las políticas de Estado que pueden establecer vínculos entre la “sintonía fina” [1]del Gobierno nacional y el diseño de instrumentos propios de transformación de Calidad de Vida en la ciudad y en la Región. Desde la Presentación del PET (Plan Estratégico Territorial) en el 2004 y su avance en el 2008, por el Ministerio de Planificación e Infraestructura de la Nación, conducido por el Arq. Julio De Vido,ni la Ciudad ni la Región han desarrollado instrumentos que se propongan articular las estrategias territoriales del Modelo de País que se plantea desde el 2003, donde la Inclusión como paradigma de igualdad de oportunidades para todos y todas, es la columna central de la Estructura de las Políticas Públicas del Gobierno.Las políticas del tercer milenio , van a estar signadas por la vida en las ciudades. Según las proyecciones realizadas por distintos organismos internacionales, la población del mundo se concentrará en un 70% en las ciudades para el 2030. En Argentina , el 89%[2] de la población vive en ciudades y es en esta plataforma donde se desarrollan los escenarios de pobreza y desigualdad, que constituyen el desafío del Proyecto Nacional que encabeza la Presidenta Dra. Cristina Fernandez Kichner y que requiere para llegar a los sectores más vulnerables de la sociedad, el diseño en “sintonía fina” a escala urbana y regional.

 
Varios estudios establecen que la pobreza está asociada, entre otros factores, con el crecimiento económico de un país y la forma cómo se distribuye el ingreso. “Altas tasas de crecimiento económico generan empleo y mayores fuentes de ingresos para la población. De acuerdo con estimaciones de la CEPAL (2002), si el PIB per cápita en América Latina y el Caribe, creciera a una tasa promedio anual de 2.6% durante el período 2000-2015, la tasa de incidencia de la pobreza en el año 2015 sería sólo la mitad de la registrada en 1990 (alrededor de 20%). Así mismo, el alto grado de desigualdad en la distribución de los recursos, relativo al nivel de desarrollo de AL, ha sido señalado como uno de los principales obstáculos en la reducción de la pobreza en la región. Por ejemplo, estimaciones de la CEPAL muestran que una reducción del coeficiente Gini en cinco puntos porcentuales exigiría una tasa de crecimiento del PIB per cápita de solo 1.7% para alcanzar los cambios antes mencionados. Igualmente, Londoño y Székely (2000) concluyeron que si América Latina tuviera la distribución de ingresos de cualquier otra región en el mundo, la pobreza disminuiría significativamente. Estos autores simularon el nivel de pobreza de AL para el período 1990-1995 suponiendo que los ingresos se distribuían como en Europa del Este o el Sur de Asia. Los resultados mostraron que la población por debajo de la línea de pobreza sería sólo del 3%. Siendo 33.6% el porcentaje de pobreza promedio durante este período en AL.”[3]
 
En este marco de disolución y anarquía se inicia el proceso de recuperación económica y social en 2003/2007 por el Presidente Néstor Kirchner y continuado en 2008/2011 por la Presidenta Cristina Fernández de Kischner, retomando desde el peronismo perdido en el golpe de Estado de Marzo 1976, las ideas del “proyecto nacional y popular” de alto contenido social y de re-estructuración territorial inclusiva al extenso territorio argentino iniciado por los planes quinquenales[4]” en 1946.
El Plan Estratégico Territorial, coordinado desde el nuevo Ministerio de Infraestructura de la Nación plantea la oportunidad histórica de poner  en juego las ideas de re-territorialización de los territorios “glocales”, con una fuerte impronta del Estado como planteaba Roccatagliata , diseñando “escenarios a futuro” a partir del Modelo Deseado, retomando la idea de multifocalidad de la red de ciudades como parte de la estructura componente del mismo, haciendo énfasis en la incidencia de la misma como base a reconfigurar en una marco de  abordaje de la pobreza estructural heredada.

La actual configuración de las ciudades latinoamericanas , no es más que la materialización en el espacio de la realidad del Coeficiente de Gini para el continente.Los procesos de segregación urbana mantenidos como situación de efecto de las políticas neoliberales sobre el territorio hoy se constituyen en causa de tensión y desigualdad social. Y es entonces desde el abodaje de esta platafoma espacial como problema y causa que podemos establecer estrategias concretas de “sintonía fia” hacia los contraprocesos de inclusión que motoriza el Estado Nacional.
En consecuencia, lo que se propicia es que el TEMA DEL DESARROLLO TERRITORIAL SE INCORPORE A LA AGENDA DE LOS GOBIERNOS COMO POLÍTICA DE ESTADO Y SE DISEÑEN POLÍTICAS PÚBLICAS TENDIENTES A FORTALECER LA CAPACIDAD ORGANIZATIVA DEL TERRITORIO, impulsando políticas de planificación anticipativa, de articulación y coordinación intersectorial e interjurisdiccional, en el marco de escenarios de futuro. Una política de desarrollo territorial constituye una dimensión integradora e interrelacionada de los procesos y de los fenómenos que se producen en un espacio dado e impulsando una gestión en el mismo sentido, propendiendo a lograr una dimensión transversal de las políticas sectoriales que posibilite mejorar los niveles de gobernabilidad y hacer más eficiente la asignación de prioridades y recursos. La gestión del desarrollo territorial como política pública apunta a lograr una modernización en el funcionamiento y eficiencia del Estado, consolidando a éste en su rol de actor estratégico.

De la Estrategia Territorial Nacional a la Estrategia Local de organización del Territorio de la CIUDAD

“El desarrollo territorial no es un problema técnico que se resuelve con instrumentos tecnocráticos .Se trata de un problema  esencialmente político: que el territorio sea objeto de la política y de liderar un rumbo de desarrollo que cambie sustantivamente las tendencias.”.[5]La configuración espacial del territorio es el resultado de la articulación de los fenómenos económicos, sociales, ambientales e institucionales que gravitan en su producción. Todo cambio en cualquiera de estos componentes retroalimenta modificaciones territoriales sobre las que es necesario reflexionar para intervenir con políticas públicas adecuadas a la visión de futuro a la que el país apueste.

Esta concepción de proceso, diferente a la idea de producto, es la que nos permite reflexionar hoy acerca de la situación en la que nos encontramos respecto del modelo de territorio al que aspiramos como Nación. Como decíamos inicialmente, el Gobierno Nacional puso en marcha desde al año 2003 una serie de políticas públicas que se conjugan en la idea-fuerza de construir un modelo de desarrollo con inclusión social, diversificación productiva e integración regional. El proceso de planificación, llevado a cabo paralelamente, apunta a identificar las medidas que, en materia de inversión pública, en materia jurídico normativa y en materia de gestión promueven que el territorio se adecue a dicho modelo, consolidando su viabilidad.

La concreción de este modelo de país no está ni ha estado exenta de conflictos. La historia nacional revela una disputa recurrente entre el afianzamiento de un modelo de país exclusivamente agroexportador, de alta concentración económica y con relaciones exteriores básicamente unilaterales, y el de un país que apuesta a la industrialización con inclusión social y justicia distributiva, comprometido en el fortalecimiento de la identidad suramericana. Paralelamente, la posibilidad de transferir rentas extraordinarias del sector primario destinadas al desarrollo de otros sectores productivos en el país siempre ha sido resistida por las élites hegemónicas. Esta controversia atraviesa la historia argentina y explica su discontinuidad institucional, diferenciándola de la de otros países que fueron capaces de dirimirla y se encuentran hoy mejor posicionados frente a las condiciones que impone la economía global.

La inversión en infraestructuras y servicios básicos es otro soporte fundamental del modelo de desarrollo con inclusión social. El proceso de descentralización y segmentación de la producción que supone la organización de la economía mundial conlleva el crecimiento cualitativo y cuantitativo de intercambios de todo tipo y la necesidad de contar con infraestructuras adecuadas para poder concretarlo.
Producir y comerciar bienes requiere de energía, de infraestructuras de transporte -como
puertos, carreteras, ferrocarriles- y de redes de comunicación tecnológicamente acordes con la dinámica de toma de decisiones que exige el comando de las operaciones en el contexto global. En este marco, la ausencia de dotaciones adecuadas a los estándares internacionales, así como la provisión ineficiente de servicios, constituyen un obstáculo de primer orden para la obtención de buenas tasas de crecimiento económico.

El “Modelo” de País socialmente justo y economicamente integrado supone a su vez un Modelo  Deseado del Territorio. EL plan Estratégico Territorial Bicentenario se asienta sobre cuatro ideas rectoras que tienen una estrecha vinculación con las líneas de acción integradoras que se proponen para alcanzarlo. Las estrategias específicas en las que se desagregan permiten a espacialización geográfica de los objetivos, y dan cuenta de la perspectiva integral que supone reconocer la interdependencia de los fenómenos que ocurren en el territorio y de las políticas sectoriales que allí se aplican. Estas ideas-fuerza apuntan a la concreción de los siguientes esquemas organizacionales:
1- Esquema Integrado Nacional e Internacional El proceso de internacionalización de la
economía establece una nueva relación entre lo local y lo global, y su aprovechamiento estratégico representa un nuevo desafío para el sistema productivo nacional. La mayor expresión de esta tendencia es la creación del MERCOSUR, lo cual integra definitivamente a la Argentina en un territorio de mayor magnitud. Esta integración  se viabiliza por medio de la apertura de nuevos y mejores pasos fronterizos, y la creación y consolidación de los corredores de integración -áreas geográficas de dimensiones variables que cumplen el rol de articular territorios a nivel internacional-.
2- Esquema de Fortalecimiento y/o Reconversión Productiva Para lograr el equilibrio del territorio en su dinámica económica, se revalorizan nuevos núcleos productivos en las áreas menos desarrolladas a través de planes y programas de desarrollo local y regional, y se resuelven los déficit de infraestructura y los problemas estructurales de las áreas más consolidadas.
3- Esquema de Conectividad Interna Para la consolidación de una conectividad interna que permita la eficiente comunicación de flujos de bienes, personas y servicios, es necesario el diseño de nuevos ejes de articulación y desarrollo, complementarios de los históricos corredores radiocéntricos y los incipientes corredores bioceánicos.
4- Esquema Policéntrico de Ciudades La consolidación de nuevos núcleos productivos y la reformulación de los corredores de transporte potencian la dinamización de centros de servicios locales y regionales, factor que favorece la configuración de un sistema policéntrico de ciudades de diversa jerarquía que ofrece oportunidades de progreso a la población, revirtiendo los efectos adversos del proceso migratorio hacia las grandes ciudades.
En este Marco el Estudio del Plan de desarrollo Local BID-UNPRE 289, realizado en Bahía Blanca en el 2009 intenta re-configurar el Territorio Local, siguiendo las pautas del PET.La ciudad, no es ajena a los mismos procesos de des-territorialización nacionales , producto de las políticas de máximo aprovechamiento económico de la historia de dominación de la "lógica del mercado" , que en la escala local, se vieron aumentados en los últimos 30 años de neoliberaismo, causando la ciudad fragmentada y altamente segregada socialmente que vemos en la realidad de cualquier ciudad latinoamericana.    
La estrategia del plan BID se integra y ensambla en correspondencia con las estrategias nacionales en cuanto a la configuración de nuevos escenarios en la plataforma territorial, pero dando una impronta propia que motorice el Desarrollo Local. La capacidad organizativa del territorio es el resultado de una construcción social y ésta requiere de una Gestión moderna pública y privada pero lidera a por el Estado. En este nuevo escenario el Estado es un Actor Estratégico, marca el rumbo y orienta la convergencia de los actores presentes en la sociedad.Si desarrollo global incluye el desarrollo territorial, los obstáculos estructurales del desarrollo no pueden ser removidos sólo por la presencia del mercado, aunque tampoco sin él. En consecuencia, hay que superar la dicotomía Estado – Mercado.La gestión del desarrollo territorial debe involucrar a ambos, en una tarea de construcción nacional, donde se articula la diversidad de lo local para fortalecer la presencia en lo regional y en lo global.Sin embargo, la relación no lineal entre crecimiento y desarrollo con inclusión social exige una revisión de los parámetros de inversión pública en infraestructura y equipamiento. 
En este sentido, los lineamientos de la agenda de inversión que lleva a cabo el Gobierno Nacional se asientan en la voluntad política de promover el desarrollo de las regiones rezagadas y de las comunidades que en ellas habitan. Por el contrario, de no existir una voluntad política explícita que se proponga modificar la lógica de mercado, esta tiende a concentrar la inversión en las regiones que ofrecen ventajas comparativas apriorísticas como las economías de aglomeración.De la misma manera la Agenda de la Inversión Pública del Estado Municipal debe compensar las áreas dejadas de lado por el Mercado y re-conducir las inversiones hacia estas zonas "perdedoras" de la ciudad, generando nuevos focos de inversión público-privado.
La ciudad de Bahía Blanca se encuentra fuertemente segregada espacialmente, con muy baja densidad, subsiste una ciudad pobre,abandonada de inversión en el sureste y una ciudad rica de shoppings y countries en el norte. El Plan del Bid, poniendo en la discusión la problemática de la alta extensión del ejido urbano, sumado a la baja tasa de crecimiento poblacional(3 veces inferior a la media nacional)y la baja inversión privada en desarrollo de construcción de ciudad, propone contrarestar toda política tanto de tendencia de segregación hacia el Norte, con una estrategia de "costura" multinodal de consolidación de la ciudad consolidada con el borde sur de la imaginada "ciudad-Puerto". Esta estrategia conlleva el esfuerzo articulado del sector Público con el Privado,dándole razón de ser a la Agencia de Promoción Urbana en Coordinación con la Agencia de Desarrollo, que supieron convivir, pero sin éxito en el período 2007/2009. Sin importar los pequeños fracasos que tendremos en el camino, la búsqueda de los acuerdos necesarios para poder generar la" masa crítica pensante" que necesita la sintonía fina que nos lleve hacia el camino de la Ciudad y la Región INCLUSIVAS,necesita de espacios de debate como hoy inaugura el CEGUIIR , para todos aquellos que quieran comprometerse con la construcción del destino colectivo que traiga mejor Calidad de Vida a todos y todas.
Como señaló la Presidenta durante su discurso pronunciado el 19 de abril de este año: “...de eso se tratan las ideas: instrumentos que sirven para la liberación de los pueblos y para la construcción de sociedades más justas y equitativas. Las ideas que no pueden exhibir sus resultados sólo quedan en ideología. Cuando sí pueden hacerlo se transforman en políticas y adquieren la verdadera dimensión que tienen que tener las grandes batallas culturales, como la de transformar la historia. Nada nuevo se ha inventado cuando hablamos de libertad e igualdad. Esos son valores universales que vienen desde el fondo de los tiempos, que representan la necesidad de la autodeterminación de los pueblos, que muestran que cada sociedad puede construir su historia, su presente y su futuro. Nos encontramos ante la responsabilidad histórica de conducir y dirigir, por voluntad democrática de nuestras sociedades, los Estados que nos toca gobernar, y también ante el  desafío de atrevernos, como aquellos hombres de 1810, a formular categorías de pensamiento que nos sean propias”.[i]

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