Inclusión y sostenibilidad (*) abordan conceptos recursivos en sí mismos si
comprendemos la inexorable condición de equidad social necesaria para sostener
un proyecto que viabilice la sociedad hacia las generaciones futuras, en un
marco de auto-eco-organización que implique sostener las condiciones del “buen
vivir” con garantía de permanencia del soporte natural y cultural de la Ciudad
Latinoamericana.
Sin embargo, la condición de pobreza estructural agravada por la categoría
de continente de mayor desigualdad del planeta, plantea para Latinoamérica un
desafío más que importante al momento de integrar sostenibilidad e inclusión
como síntesis cultural de la sociedad del tercer milenio.
El debate de construcción de conocimiento desde el Foro Internacional “ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN HACIA CIUDADES INCLUSIVAS. BUENAS PRÁCTICAS, desarrollado los días 29, 30 y 31 de Octubre de 2012, en la Ciudad de Buenos Aires, comparte desde cuatro prestigiosos panelistas, distintas miradas que abordan las posibles estrategias desde donde posicionarse al momento de diseñar políticas públicas, que o bien redefinan la gestión urbana incorporada a la inteligencia local o bien vengan a reformular desde este nuevo paradigma toda la base de instrumentos que dispone la sociedad para canalizar las transformaciones intrínsecas al cuerpo político/social y extrínsecas de los continentes territoriales.
Desde este enfoque, el Arq. Roberto Fernandez , enfatiza la urgente necesidad de repensar los instrumentos de planificación, su génesis y aplicabilidad , partiendo de un nuevo escenario que plantea el Gobierno Nacional al reposicionar la Planificación Territorial como Política de Estado, generando el Plan Estratégico Territorial 2016. El mismo definido y gestionado desde el Ministerio de Planeamiento e Infraestructura de la Nación, plantea un rediseño del territorio en función de nuevas condiciones, donde Inclusión implica que todos los rincones del país estén integrados a un flujo de oportunidades económicas y de promoción social, que equipare con obras públicas las desigualdades regionales, interconectando al interior el sistema de ciudades y al exterior los puntos de enlace con los mercados internacionales.
El Arq. Roberto Fernandez,en su caráter de Disertante propone una mirada que busca ir más allá en las escalas de abordaje de la instrumentación propuesta, marcando la necesaria validación hacia las escalas regionales y urbanas de esta nueva mirada integrada que impone la Inclusión Territorial en el marco de la Sustentabilidad como instrumentación de “sintonía fina” de las políticas públicas : “Las problemáticas ambientales y de sustentabilidad de ciudades y sus poblaciones han ido, por otra parte, convirtiéndose en marcas distintivas del desmejoramiento creciente y crítico de factores de inclusividad urbana: las políticas sociales redistributivas y favorecedoras de empleo quizá hayan operado para morigerar brechas de calidad de vida entre estratos diferenciales de población, pero la aparición de aspectos críticos de sustentabilidad –por ejemplo, en relación a afectación diferencial de catástrofes urbanas o las crecientes afectaciones de las calidades de servicios como la recolección de los residuos urbanos o el transporte metropolitano- emergen como nuevos y potentes factores de discriminación social y de agudización de la exclusión de crecientes sectores. Podría resultar que paradójicamente, aquellas mejoras de inclusión obtenidas por ciertas políticas públicas (como la asignación universal) puedan contrabalancearse dramáticamente con el incremento de condiciones de exclusión ambiental urbana o mermas de las calidades de sustentabilidad de sectores significativos de la sociedad que lo que reciben por un lado, lo pierden por otro.”
Desde que la Planificación estratégica se instaló como nueva forma de abordar la complejidad de la gestión de los sistemas urbanos, mucho se ha dicho y teorizado sobre la participación ciudadana en los procesos de planificación . A casi dos décadas de la aplicabilidad de varios instrumentos referentes, el capital recogido del ejercicio de implementación de las mismas sugiere que se pueda también redefinir o re-diseñar los mecanismos de mayor eficiencia y eficacia al momento de evaluar los resultados de la inversión pública en la mejora de Calidad de Vida de las ciudades.
En este marco el Arquitecto Fernandez plantea : ”Frente a ello, el desarrollo movimientístico y autodefensivo de la
sociedad civil frente a las alianzas macropolíticas de estados y empresas
destacan el surgimiento de nuevos factores de empowerments y de crítica al fatalismo
de la governance resultantes en nuevas alternativas de eco-radical planning. La posibilidad de desarrollo de plataformas de
observación y control que el mundo académico junto a organizaciones
microsociales puede hacer modelando scoreboards de uso público, difundiendo y
alertando sobre el comportamiento de sets de indicadores estratégicos para
considerar la calidad de la sostenibilidad local puede si no alterar la
tendencia a la abstracción de los efectos espaciales imprevisibles e
imprevistos que la economía derrama sobre los territorios y las ciudades (pero
también en sus paisajes culturales y en sus sociedades) a favor de un retorno a
un planning de bienestar orientado en administrar la inversión pública de una
parte de las plusvalías tardocapitalistas, podrá al menos, generar un campo de
pensamiento crítico en materia urbanística, asociado a nutrir la conflictividad
actual que preanuncia la necesidad de asumir la crisis de la sostenibilidad,
sobre todo de las personas y los grupos sociales mas vulnerables.”
La mirada que propone el arq. Enrique
García Espil desde el enfoque de las “Megaciudades: Las Ciudades Cambian De
Escala, incursiona también en la cuestión territorial como contienente complejo
a abordar repensando un nuevo punto de vista que define nuevos dignósticos y
nuevos escenarios desde donde rediseñar instrumentos de gestión urbana : “ las ciudades habían perdido su condición de
áreas delimitadas, de porciones de territorio, de áreas definidas con espacios
intraurbanos y extraurbanos, y se encuentran en pleno proceso de
transformación, convirtiéndose en redes que se diseminaban por todo el
territorio, con líneas que se entrecruzaban formando nodos de mayor densidad y
centralidad en esos cruces y situaciones de condición urbana de menor densidad
a lo largo de las líneas de conectividad. Todo el sistema que habíamos
utilizado durante décadas para clasificar las situaciones urbanas se ha vuelto obsoleto, ha dejado de
tener utilidad”
En síntesis su intervención afirma :” Las ciudades, sin que lo hayamos notado,
han dejado paso a las redes urbanas.Una nueva realidad que nos exige renovar
nuestro pensamiento.” Implica la macro-concepción del territorio entendido
en su conjunto como redes entrelazadas, al decir del Dr. Rocattagliata, la
re-territorialización que tranformaron los flujos “glocales” que necesita urgentemente la construcción de
un nuevo conocimiento que aborde esta nueva complejidad para desde allí poder
conducir las políticas que permitan la Inclusión y Sostenibilidad de
nuestras ciudades.
Siguiendo
la lógica del análisis de escalas abordado por los cuatro panelistas , el
arquitecto Andrés Borthagaray ahonda en la
conceptualización de la pieza urbana del espacio público por excelencia,
redefiniéndolo en el marco de pertinencia planteado en el foro como Calles Inclusivas:” Las calles son una parte
esencial de unas ciudades que se pretendan inclusivas y en ese sentido podemos
hablar de calles inclusivas, en especial desde una perspectiva latinoamericana….
Si hubiera que construir indicadores
sobre que es lo que hace que una calle sea una gran calle, con calidad urbana,
o un fracaso, todo depende de cómo se la mida. Nuevamente, si medimos algunas
ideas de la ingeniería del tráfico que están muy desarrolladas, con elementos
sofisticados, probablemente vamos a encontrar algo muy bueno para los flujos,
pero vamos a olvidarnos de los otros elementos. Algunos economistas encuentran
que la medición del PBI no alcanza porque mide sólo algunos criterios
económicos, y por eso cearon el Indice de Desarrollo Humano y, más tarde, el
“índice de la felicidad”, que trata de integrar otras variables. La cuestión es
cómo agregamos estas variables a la hora de la toma de decisiones en la calle,
además de los flujos de tráfico, y también cómo se favorece a públicos más
amplios.”
Este enfoque permite bajar el registro de
diseño a singularidades urbanas que integren situaciones muy diversas y donde
los patrones de forma y contenido de las distintas ciudades puedan abordar la
inclusión y la sostenibilidad en escalas de apropiación más fáciles de
medir y verificar para integrar propuestas de políticas públicas concertadas y
consensuadas con mejora eficaz de la Calidad de Vida en las ciudades.
Por
último y haciendo ahora un nuevo registro de enfoque hacia la singularidad
urbana, el aporte realizado por la Arq. Silvana Codina en el marco de su
trabajo como Secretaria de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas y Vivienda del
Gobierno de la Provincia de Santa Fe, posiciona a la Arquitectura, como sujeto
de transformación hacia la Ciudad inclusiva:
“La arquitectura no existe,
desafiaba Louis Khan, existe una obra
de arquitectura… Para nosotros cada obra de arquitectura es una
responsabilidad de inclusión, es decir un desafío, desde el propio programa a
repensar, en la misma idea khaniana de convertir ideas de edificios en obras de
arquitectura.”
Desde la Arquitectura, se define el marco de actuación y de gestión de una política pública que integre la Inclusión como el derecho a la Ciudad de sus habitantes como paradigma de gestión urbana al establecer que : “El desarrollo de una arquitectura pública que contribuya a la generación de ciudades inclusivas implica en Santa Fe un proceso participativo en pos del reequilibrio físico que sirva a los ciudadanos y, a partir de allí, confluya en hacer realidad la igualdad de oportunidades. El objetivo de generar inclusión es sinónimo de garantizar el acceso a la educación, la justicia, la salud, a la cultura. La arquitectura no es un fin en sí misma y si bien es una herramienta, va mucho más allá de lo instrumental.”
Los
distintos ejemplos del proceso de diseño de arquitectura participativa, sustentable
e integrada a las necesidades barriales que propuso la Arq. Codina, configuran
un aporte signiifcativo a las buenas prácticas buscadas para ampliar y
desarrollar el conocimiento hacia nuevos instrumentos de planificación de
ciudades inclusivas.
La redefinición de
instrumentos que operen coherentemente con la planificación nacional inclusiva
y sostenible, en la escala regional, y sobre todo en la escala Urbana
desde las piezas territoriales a la arquitectura , serán llaves estratégicas
para la construcción de conocimiento hacia la Ciudad Inclusiva como modelo de
sociedad del tercer milenio. Sin embargo, la mirada territorial quedará siempre
incompleta si no incorporamos las condiciones de auto-eco-organización que
implica la decisión de los sujetos del derecho a la ciudad , como plantea
David Harvey , en el desarrollo y puesta en gestión de los canales de transformación
socio-territorial deseados.
(*)
Artículo elaborado como Invitada a participar como Moderadora del Bloque 5 en Libro “ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN HACIA CIUDADES INCLUSIVAS. BUENAS PRÁCTICAS”, basada en su Presentación en el Foro Internacional, 29, 30 y 31 de Octubre de 2012, Ciudad de Buenos Aires. / FADU-UBA / SCA,
Artículo elaborado como Invitada a participar como Moderadora del Bloque 5 en Libro “ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN HACIA CIUDADES INCLUSIVAS. BUENAS PRÁCTICAS”, basada en su Presentación en el Foro Internacional, 29, 30 y 31 de Octubre de 2012, Ciudad de Buenos Aires. / FADU-UBA / SCA,
por Olga Wainstein Krasuk, arq, Mg DEL
Directora CEHyV-FADU-UBA
Coordinadora Gral. Foro Ciudades Inclusivas
olgawa@ciudad.com.ar
Directora CEHyV-FADU-UBA
Coordinadora Gral. Foro Ciudades Inclusivas
olgawa@ciudad.com.ar
El
libro será presentado hacia fines de Septiembre de 2013 en Jornada con
conferencias, reflexiones y conclusiones sobre el Foro.
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